miércoles, 8 de octubre de 2014

Plunisfia


 La luna ha liberado sus mansas criaturas,
se derrumban cascajos de los cielos,
el aire bifurca su frágil soplido,
el coro de las hojas se acurruca en su latido.
Ellas solo danzan,
se deslizan sobre los nimbos
y, en espirales, dan giros,
las magnetiza el viento
con efervescencia de hielo flamígero.

Implora en lo profundo
el ingobernable vacío,
su amígdala salífera ruboriza,
hay vital movimiento en el cauce del cirro.
El sahumerio de la lluvia
se dispersa en pájaros acuíferos.
Caen derretidos
los follajes de espuma
de un yerto árbol entumecido.

Se friccionan con alas blancas,
las vaporosas manos de la brisa,
hay calor en sus pieles de calcinita fina,
un estremecimiento anarquista
en sus fluidos sudoríparos.

La luna mira desde lejos,
como se alejan sus hijas
pelusas de su ojos
forman un barrizal blanco
con su légamo escurridizo.
La tierra magnetiza
las espinas dóciles de la rosa de los limbos,
recibe del aire inmortales suspiros.
Todo fluye en un silencio apacible,
y hasta crecen corales
en la arena del abismo.
Las plumas se enredan
en su lento suicidio,
hay mansa ternura,
que cae del paraíso.

***Huella del aire***
08-10-2014

domingo, 5 de octubre de 2014

Interpretación

 A Konstantín Stanislavski
"El actor", cuadro de Pablo Picasso

Sentir y ver situaciones,
abrir la imaginación,
percibir la variación
abierta a las sensaciones.
Libre sin más pretensiones
que ver expandida el alma,
para percibir con calma
y camuflar al actor,
quien es su fiel refractor,
cuando visiones empalma.

Oler y vivir el hecho,
vigilar lo que parece,
ser el alguien que padece,
incluso, sangrarse el pecho.
Hallar dolores y acecho,
amor en las circunstancias,
todo es cuestión de prestancias
cuando se debe vivir,
y el rol busque revivir
en sus extremas instancias.


***Huella del aire***
05-10-2014