A sinti No te vayas nunca más... viajero de oscuros universos. Nunca podrá irse de mí el deseo de ser tu amiga, porque solo a tu lado se recoge el destello purpúreo de las galaxias muertas.
No quiero más evocar los ecos dormidos de tu inpresencia, existen cantos azules que nuestro corazón aún anhelan. para extasiar la alegría, que por nosotros espera.
Comprende que aunque alejes de mí tu voz, te siento, y es un recuerdo tan lejano, pero nunca ausente. Y viene como ese insomnio que en el cuerpo se asfixia susurrando un canto hereje de estrellas dolientes.
Procuraré hallarte cuando el polvo de algún planeta aleje de nosotros la podredumbre de la pena, porque en ese instante de transparencia desnuda, seremos amigos por siempre, sin decepciones o condenas.
Oh Soledad...maldita herencia de la culpa, flor marchita de arrugas inertes y salvajes. Atormentas el afán desarraigado de mi existencia, llenando mi mente, mi oscuridad con tu demencia.
En ti me recupero, me enlazo fuerte a tu piel y siento... entonces este lúgubre vacío de notas dormidas, inmuniza el descolorido retrato de tus ojos muertos.
Todo se ensambla en un concierto de mudos rastrojos, la atmósfera es un enorme horizonte de lejanías absurdas, una llovizna de frías gotas rebeldes y secas.
Paisajes desérticos bajo lunas partidas, y gritos desafinados de torturas infecundas. arrebatando preguntas en sucios papeles ausentes.
Sumergida en ti veo este cielo de muerte, un llanto de arena, que bajo el sol se siembra. Eres tan real en la obsesión de la brisa que no volveré a verme sin perderte.
Maldita sensación de hastío irreverente, Despiadado delirio del que su alma pervierte. ¿Cuándo acabará tu lamento de tristes culpas? ¿Cuándo el eco de mi marchitez doliente?
Dejaré presente la huella de tu urgencia, como un espíritu infinito que replica su condena en el desvarío absurdo de la conciencia.
Vienes junto a mí y me encaminas hacia tu sendero de flores, soplas burbujas resplandecientes que de cariño me sacian. Saliste de un enorme océano de risas ahogadas, y hoy me acompañas en la vida emergiendo de mi nada.
Penetras los huecos del vacío y haces nacer la esperanza, arrullas mis sentimientos que anhelosos de amor danzan. Liberas la cruel afonía de aquellos recuerdos apagados, que redimidos con tu ternura son fuegos azules iluminados.
Trastocas cada espacio consumiendo la miseria del silencio, retumbas un eco de sonrisas que revitalizan mi esencia. Eres un fulgor de brisa clara que mi dejadez arrebata, surcando canales nuevos sobre mi sequías hastiadas.
Y he de aferrarme al don generoso de tus bellas locuras, extendiendo sobre mi niebla la calidez de tu presencia. Procuraré no ser aquella alma que de males se tortura, seré la historia, junto a vos, que victoriosa se cuenta.
Es cierto que cada rostro está oculto para mí, pero el vestigio de la sagrada humanidad está latente. No veré solo tu máscara, serás para mí el hombre real, la presencia sincera que recupere su bien del mal.
Te sientes en una libertad indebida, escrituras a tu paso proyectan tu verdad, piensas que tienes un poder pero todo es irrealidad, tu personalidad es tan tangible, tu visión a ti mismo, leal.
Encierras tantos misterios en un disfraz, eres un pequeño dios, la vida a tu paso está, muéstrate como eres, desnuda tu perversidad.
Mas he de comprender tu condición humana, buscar el sendero que me acerque a tu inocencia, procuraré abnegada comprenderte más. desterrando la hipocresía de tu triste afán.